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El anillo del Rey

Había una vez un Rey que mando llamar a todos los sabios de la corte para un asunto importante.

– He ordenado fabricar uno de los anillos mas valiosos que jamas se haya visto, un anillo con las piedras más preciosas, están trabajando en los mejores maestros orfebres del reino. Me preguntareis ¿qué hacen aquí los sabios entonces? Pues bien lo quiero guardar en ese anillo un mensaje que pueda ayudarme en los momentos de desesperación total. Un mensaje que pueda servir también para mis herederos y para los herederos de mis herederos. Eso es lo que hará realmente valioso a este anillo, Tiene que ser un mensaje pequeño, de modo que pueda grabarse o esconderse en alguna parte mi anillo. Sé que solo los sabios pueden proporcionarme el mensaje que necesitaré en los momentos que mas hundido me encuentre. Y por eso os he mandado llamar.

Se hizo el murmullo entre todos los sabios y eruditos preparados para escribir grandes obras,  pero ahora tenían que pensar en un mensaje corto que cumpliera con las exigencias del rey ¿Cómo iban a sintetizar todo su conocimiento en un pequeño anillo?  Se rascaron la cabeza durante meses. Revisaron libros sagrados, filosofía antigua…

El rey aburrido por la tardanza de los sabios, acudió a un anciano sirviente suyo por el que sentía un profundo respeto. Este sirviente había sido también sirviente de su padre, además la madre del rey murió al nacer él y este anciano cuidó de él cuando era niño y se encargo de parte de su educación.

El Anciano le dijo:

-No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje

El rey escuchó con atención.

– Durante mi larga vida en palacio, he tratado con todo tipo de gente, y en una ocasión tu padre me puso al servicio de un Mago era un invitado de tu padre y estuvo unos meses con nosotros. Cuando se marchó, como gesto de agradecimiento me dio ese mensaje.

El anciano escribió el mensaje en un diminuto papel, lo doblo dos veces y se lo entrego al Rey. Y le dijo

-Lo único que te pido es que no lo leas. Mantenlo guardado en el anillo y ábrelo solo cuando te encuentres en una situación sin salida.

Ese situación no tardó en llegar, el reino fue invadido y saqueado.

El Rey huía a caballo para intentar salvar su vida, sus enemigos lo perseguían. sus guardaespaldas iban cayendo hasta que el rey quedo solo, sus enemigos eran muchos y lo perseguían ferozmente. El camino se iba acabando hasta acabar en el filo de un barranco con una gran caída. No había vuelta atrás sus enemigos se acercaban escucha el galope de los caballos y las voces de sus enemigos, su corazón se aceleraba y hacia delante el precipicio, ¡NO HAY SALIDA!

En ese momento en ese lugar, recordó lo del anillo. Sacó con sus manos temblorosas el papel cuidadosamente doblado y leyó el valioso mensaje

En el papelito ponía: «Esto también pasará».

Tras leer ese mensaje, empezó a advertir que los sonidos de sus enemigos se escuchaban cada vez más lejos, se debían haber perdido o equivocado de camino. Su corazón empezó a recuperar un ritmo normal y el rey se sintió profundamente agradecido a su anciano sirviente y al misterioso mago. Dobló cuidadosamente el mensaje y lo volvió a guardar en el anillo. Consiguió reunir de nuevo a su ejercito y reconquistar el reino…,

El Rey se sintió grandioso y por la victoria lleno de dicha por su buenaventura y agradeciendo su buena suerte. Y se organizo una gran fiesta para festejar con todos su dicha.

El anciano, que no era un erudito pero si un sabio le dijo.

– Majestad ahora también es el momento de que acudas al valioso mensaje del anillo.

– ¿Eso como va a ser? preguntó el rey. Si estoy estoy lleno de alegría y dicha, hemos vencido y reconquistado el reino y ahora estamos celebrando como se merece

– Majestad, dijo el anciano. Este mensaje no es solamente para situaciones de desesperación total y de dolor, también es para situaciones de bienestar y de placer. No es solo para cuando estés derrotado, es también para cuando estés victorioso, no solo para cuando seas el último es también para cuando seas el primero. El rey de nuevo saco el pequeño papel del anillo y leyó … “ESTO TAMBIEN PASARÁ”

En ese preciso momento el Rey puedo terminar de comprender el mensaje y sentirse de nuevo agradecido de su respetado sirviente.

El anciano añadió:

– Recuerda que todo pasa. Los acontecimientos, las emociones no son permanentes. No existe el día sin la noche, no existe la salud sin la enfermedad y para que exista el bien tiene que existir el mal. Todo oscila y son partes de la misma cosa.

Cuento «El anillo del Rey»

Fuente desconocida.

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